12 d’octubre, 2013

Diario de Jack Murphy (el de la ley de Murphy) por el camino de Santiago (entrada #33).

Entrada 33. 

Lo sabía. Nos estaban esperando. Nada más entrar en O’Cebreiro, un comando de marines han salido rapelando de detrás de las Pellozas y nos han atacado con subfusiles M-30 y granadas de fragmentación. Los helicopteros les daban coberura aérea, lanzando misiles a cascoporro. Nos hemos refugiado en una cabina de teléfonos que ni siquiera devuelve el cambio. Nuestra situación es desesperada. 
Desesperada, si. Admito que puede que esta situación nos supere. Me despediría de mis seres queridos. Pero ya no los hay. Todos me traicionaron, y les metí tal cantidad de plomo que no conseguirían levantarse ni aunque resucitaran y consiguieran quitarse de encima los dos metros de tierra que les cubren. 
Total, que no me despediré de nadie. Podría llorar, pero dejaré eso para los débiles y los maricones. Nosotros lucharemos hasta el final, contra toda esperanza. Disponemos de un cortauñas y la púa de un pendiente. 

Vamos a salir. 

Probablemente ésto vaya a ser el fin diario.




05 d’octubre, 2013

Diario de Jack Murphy (el de la ley de Murphy) por el camino de Santiago (entrada #32).

Dia 17.

Entrada 32. 

Seguimos en el camino. Está siendo muy fácil. Demasiado fácil. Sospechosamente fácil. Y sé el motivo. Hasta ahora hemos caminado por tierras leonesas. Los obstáculos no han pasado de ser cuatro tonterías: largas distancias, pendientes extremas, lluvia pertinaz, refugios sin papel de WC... ¡Mariconadas! Pero ahora entramos en Galicia y las apuestas van a aumentar seguro. ¿¿O qué se piensan estos peregrinos medio moñas?? ¿Que la indulgencia la regalan? ¡Ni hablar! ¡Han venido a hacer penitencia, y penitencia tendrán! Puedo imaginar perfectamente los campos minados, las trampas con estacas, los tiradores apostados en los bosques disparando al peregrino... Solo los mejor preparados pasarán. Y el que no supere dichas penitencias... Se va a ir al infierno por la vía rápida.



28 de setembre, 2013

Diario de Jack Murphy (el de la ley de Murphy) por el camino de Santiago (entrada #31).

Dia 16. 

Entrada 31. 

Hoy ha conseguido acojonarme de verdad. La he encontrado arrancándose las uñas de los pies salvajemente, mientras reía, toda ensangrentada. Sé que lo ha hecho para demostrarme que no teme el dolor. Puede resistir cualquier tortura. ¡Está completamente chalada! Ahora recuerdo porqué decidí compartir mi vida con ella.

05 de setembre, 2013

Diario de Jack Murphy (el de la ley de Murphy) por el camino de Santiago (entrada #30).

Entrada 30. 

Hoy sí que he estado a punto de perecer. A punto ha estado de darme la puntilla final y orinarse a horcajadas sobre mi cadáver putrefacto. Y es que, como pasatiempo en el camino, ha empezado a cantar. ¡¡A cantar!! ¡Y yo me quería morir! ¡Me iba a explotar la cabeza! ¡Pero no, ella ha insistido y me ha obligado a hacer los coros! Si: he estado a punto de morir. Más que nunca. De vergüenza.

27 d’agost, 2013

Diario de Jack Murphy (el de la ley de Murphy) por el camino de Santiago (entrada #29).

Entrada 29. 

Me veo obligado a mencionar aquí a un colectivo profesional altamente dañino. Una serie de personas que se dedican a hacer indiscriminadamente el mal a las personas que confían en ellos. Me refiero a los AUTORES DE GUÍAS DE VIAJE.
Pues si. El autor de nuestra guía se ha dejado llevar por sus bajas pasiones. Para empezar, siempre le resta 4 o 5 kilómetros de promedio a las distancias entre los puntos del camino, de forma que cada vez que alcanzas dichos puntos, lo haces reventado.
Otra: el tipo nos ha obligado a dar un rodeo la mar de tonto, por nadie sabe qué razón. Cansar al respetable, se conoce.
Pero la puntilla nos la ha dado con una indicación que decía: “en cierto cruce no hay señalización. ¡A la izquierda!”, ha exclamado ahí, entre dos admiraciones tan grandes como sus dos cojones. Total, que nosotros hemos hallado un cruce sin señalización. Había un camino evidente, que era el que veníamos siguiendo y dos que surgían a los lados, perpendiculares al nuestro. ¿Y nosotros qué podíamos hacer? Pues hacerle caso, que para eso somos los pringados viajeros.
Cuando hemos llegado a la puta mierda, unos cuantos kilómetros más abajo, hemos decidido tres cosas: la primera, volver atrás, a retomar el camino evidente; la segunda, cagarnos en su madre; la tercera, buscarle a él y a toda su parentela para que puedan conocer muy de cerca como son las balas de una magnum 45.


03 d’agost, 2013

Diario de Jack Murphy (el de la ley de Murphy) por el camino de Santiago (entrada #28).

Entrada 28.

“Noe, te quiero. Gas inflamable”. Dicho mensaje nos lo hemos encontrado escrito con Spray amarillo en las cercanías de Ponferrada. Lo cual me ha obligado a detener mis pensamientos en la casta de los grafitteros. ¿Qué les pasa? ¿Qué oscuros significados ocultan los extraños mensajes que nos transmiten con su arte?
Pongamos, por ejemplo, el caso que nos ocupa. ¿Qué extraño proceso mental es capaz de aunar la querida del artista con cierto gas de alta volatilidad?
¿Es que el gas es una condición previa al acto de amar a Noe? 

-Noe, te quiero, pero solo si traes gas inflamable.

¿O en realidad ama a alguna chica llamada Gas y que pertenece a la familia de los Inflamable de toda la vida pero desea dar celos a una ex llamada Noe? 

-Noe, que lo sepas: ¡En realidad quiero a Gas Inflamable!

¿El grafittero está acaso pagando el graffitti por palabras y aprovecha para hacer proselitismo del negocio familiar?

 -Noe, te quiero. Por cierto, compre Gas Inflamable, anónimo transeúnte.

Personalmente, me decanto por un caso de personalidad dual. Por un lado, el tipo es un romántico. Sin embargo, por el otro, debe sufrir ataques esquizoides con tendencias pirómanas.
...como nos pasa a muchos.

28 de juliol, 2013

Diario de Jack Murphy (el de la ley de Murphy) por el camino de Santiago (entrada #27).

Dia 15.

Entrada 27. 

Se nos ha cruzado un gato. No me gusta que se nos crucen los gatos. Dan mala suerte. Era un gato pardo. Da igual. Esos dan más mala suerte. El bicho nos ha mirado y se nos ha vuelto a cruzar. ¡Eso es, encima con saña!
Más tarde se nos ha cruzado un gato blanco. ¡Maldito! ¡Esos dan más mala suerte todavía!
Me doy cuenta de que todos los gatos que hay por aquí son muy jovencitos. Con razón: si están pasando unos por delante de otros constantemente, la mala suerte que se pasan unos a otros hará que la mortalidad de la especie sea alta. Con eso en mente, pudiera uno esperar a que el puto gato se muera solo, víctima de sus propios colegas. Pero no: he preferido convertirlo en víctima de mi bota y lo he chutado. Con un maullido de terror ha subido hasta la estratosfera. Por desgracia, a la bajada me ha caido en la cabeza, donde ha empezado a arañarme a cuatro patas hasta dejarme el cráneo pelado y con el cerebro a la vista. ¡Qué mala suerte!


09 de juliol, 2013

Diario de Jack Murphy (el de la ley de Murphy) por el camino de Santiago (entrada #26).

Entrada 26.

Hemos pasado por el médico por la mañana. Pero lo hemos ignorado, ya que buscábamos hotel. Evidentísimamente, cuando hemos vuelto por la tarde, el matasanos ya se había marchado. Con toda seguridad, estaría en una clínica privada, atendiendo a una amiga de la duquesa de alba. Hemos aporreado la puerta, pero el médico cabrón lo tenía todo previsto y nos ha tendido una trampa. Hemos sido rociados con el virus del ébola, el escorbuto, el dengue y el resfriado común. Hemos salido de allí hechos una piltrafa y nos hemos ido a la farmacia, el único lugar donde creíamos que podrían ayudarnos. Bueno, pues no. Nos han dado una cremita y a tomar por culo. Nos quedan minutos de vida. Que se sepa que somos dos víctimas más de Rajoy y sus recortes. Fin del diario.



28 de juny, 2013

Diario de Jack Murphy (el de la ley de Murphy) por el camino de Santiago (entrada #25).

Entrada 25. 

Sospecho que es ésta noche cuando va a intentarlo. Lo sé porque ya hemos sufrido el primer retraso. La excusa se va fraguando desde ayer. Por lo visto, si hay que dar crédito a sus explicaciones, le han explotado los dedos de los pies dentro de las botas, y caminar resultaba muy complicado.
Como sé que es una trampa, la he obligado a seguir caminando. Al menos, que sufra.
El retraso nos ha obligado a hacer una parada en un lugar imprevisto. Intuyo que aquí habrá preparado una emboscada ninja. Pero estaré preparado. Ya he estudiado mis vías de escape. Ésta noche no pegaré ojo. Atrancaré la puerta. Me esconderé bajo la cama. Tendré a mano el Kalashnikov. Nunca me cogerán vivo.


18 de juny, 2013

Diario de Jack Murphy (el de la ley de Murphy) por el camino de Santiago (entrada #24).

Entrada 24. 

La gente es una guarra. En medio del camino, se desprenden alegremente de su basura, sin pensar en el daño que le causan al medio ambiente o, peor aún: a mí. Mi sensibilidad ha sido puesta a prueba cuando he visto, abandonda en el margen, una botella de agua medio vacía. El contenido de la botella colmaba el recipiente hasta arriba. A decir verdad, creo que estaba precintada. Pero yo la veía medio vacía. Esté como esté la botella, yo siempre la veo medio vacía. Algunos, cuando han sabido ésto, me han llamado no se qué palabra sacada del diccionario de un psicólogo. A los que me llaman así, suelo hacerlos seguir por un sicario para que les de una buena paliza. Aunque no acabo de entender muy bien el significado de esa palabra, la verdad. Pero yo les mando apalizar. Solo por si acaso.



01 de juny, 2013

Diario de Jack Murphy (el de la ley de Murphy) por el camino de Santiago (entrada #23).

Dia 14.

Entrada 23. 

Cada mañana sufro un drama. Y es que, en todos los hoteles ofrecen tostadas para desayunar. Y yo ODIO las tostadas. Porque haga lo que haga, siempre acaban por caerse. Y siempre caen por el lado de la mermelada . Y aún si cayeran al suelo... Pero no. Siempre van a caer allí donde saben que van a hacer más daño. ¡La de trajes que me habrán arruinado las muy cabronas! Hoy no ha sido una excepción. Como saben que tengo pocos pantalones, se han tirado sobre ellos antes incluso de poder dar el primer mordisco. Después he notado como se reían de mi. ¡¡¡Las odio, las odio, las odio!!!



20 de maig, 2013

Diario de Jack Murphy (el de la ley de Murphy) por el camino de Santiago (entrada #22).

Entrada 22. 

Mientras veníamos, hemos cruzado unas montañas y hemos descubierto un nuevo paisaje: el paisaje del Bierzo. Pero entonces mis ojos han descubierto algo que, yo sabía, solo podía ser una amenaza en potencia a punto de explotar: una central nuclear. Y como no podía ser de otra manera, antes siquiera de tener tiempo a exclamarme por la amenazante estructura, ésta ha explotado, diseminando millones de toneladas de material radiactivo por todo el Bierzo y comarcas aledañas. Y destruido el Bierzo, no tiene sentido continuar con éste diario.


08 de maig, 2013

Diario de Jack Murphy (el de la ley de Murphy) por el camino de Santiago (entrada #21).

Entrada 21. 

Al ir al hotel donde pretendíamos dormir, hemos preguntado si tenían habitaciones y cuanto costaban. Entonces ha entrado otra pareja. La chica, sin ver la habitación ni reparar en gastos, ha clamado: “Nos la quedamos”. Indignado por tal comportamiento, la he golpeado salvajemente con la fuerza de mi odio. Su pareja se ha interpuesto y he visto que delante de mi tenía a un combatiente a mi altura. Ha comenzado un duelo de titanes a golpes de odio puro, fúria irresistible y algún que otro collejón supremo. Como suele ocurrir en esto casos, el hotel por el que nos peleábamos, el vecindario y varios quilómetros a la redonda han quedado devastados, víctimas involuntarias de semejante choque. Una pena, porque por lo visto quedaban habitaciones libres para todos...




02 de maig, 2013

Diario de Jack Murphy (el de la ley de Murphy) por el camino de Santiago (entrada #20).

Día 13.

Entrada 20. 

Los ciclistas son unos cabrones. Ellos, que irían mejor por carretera, entran en el camino a molestar a los peregrinos de a pie. Nos lo han hecho un par de veces, dándonos un gran sobresalto. Pero eso se acabó. He cogido los bastones de caminar, los he apuntado en dirección hacia atrás, he afianzado mi posición contra el suelo, he esperado... Y al aparecer uno de esos cabrones, lo he empalado. Lo sigo llevando ahora, atravesado en el palo a él y a su bici, como escarmiento para los demás.


22 d’abril, 2013

Diario de Jack Murphy (el de la ley de Murphy) por el camino de Santiago (entrada #19)

Entrada 19. 

El camino de Santiago, aparte de una larga vía de tránsito pedestre, es una vía espiritual. Uno se siente diferente. Tiene tiempo para pensar, y eso ayuda a recuperar la harmonía con la naturaleza, con las personas y con la vida misma. A mí me hacía muchísima falta. Haciendo el camino he conseguido despertar de nuevo sentimientos que creía perdidos para siempre. Sentimientos de esperanza, paz, comprensión y amor por las personas que me rodean.
Lástima que no lo merezcan. Si tuviese aquí mi lanzallamas, los achicharraría a todos.

03 d’abril, 2013

Diario de Jack Murphy (el de la ley de Murphy) por el camino de Santiago (entrada #17 y #18).

Entrada 17. 

Ha encontrado otro momento para amenazarme, poniendo así fin a 3 años de harmonia quasi-conyugal que yo ya sospechaba ficticia. Temo por mi vida. Debo contraatacar.





 
Entrada 18. 

Segundo ataque. Ésta vez me ha pillado desprevenido. Me ha comenzado a voltear la cabeza mientras me sujetaba el resto del cuerpo, hasta que me la ha destornillado. Fin del diario. Pero me vengaré. De hecho, me he vengado preventivamente antes de los hechos, mientras comíamos. Le he pisado con saña los deditos de sus pies. Ella llevaba sus sandalias y yo, calzado de caminante. Ji, ji, ja, ja. Qué disfrute.


25 de març, 2013

Diario de Jack Murphy (el de la ley de Murphy) por el camino de Santiago (entrada #16).

Entrada 16. 

El camino entra y sale de una carretera aparentemente apacible, donde aparentemente no circula ningún vehiculo. Tanta aparentementabilidad me da mala espina. No era en vano. Tal como hemos puesto el pie en la carretera, un trailer articulado mayor de 18 toneladas transportando dos grandes depósito de queroseno por un lado, y otro trailer que casualmente pasaba por allí cargando 30Tm de dinamita de la mejor calidad, han aparecido de repente, lanzados el uno contra el otro a toda velocidad, y han chocado en el mismo sitio donde acabábamos de poner el susodicho pie. La explosión ha desintegrado completamente nuestros cuerpos. Y sin cuerpos, no hay diario.


20 de març, 2013

Diario de Jack Murphy (el de la ley de Murphy) por el camino de Santiago (entradas #14 y #15).

Entrada 14. 

Ya está. Lo ha hecho. Me ha amenazado impunemente. Ya sabía que quería aprovechar el viaje para matarme. Ahora lo tengo claro. Tendré que adelantarme.

Entrada 15. 

He sufrido el primer atentado. Como quien no quiere la cosa, ha simulado cierta torpeza con los bastones de caminar y me ha intentado entorpecer la marcha. Me ha dado en el tobillo y me lo ha perforado. La sangre ha salido a borbotones. Ahora entiendo la extraña necesidad que tenía por ir a comprar los dichosos bastones.



12 de març, 2013

Diario de Jack Murphy (el de la ley de Murphy) por el camino de Santiago (entrada #13).

Entrada 13. 

Comienza el desastre. Nos hemos olvidado de hacer estiramientos antes de salir. Tal como damos un paso, un hueso se sale de la pierna traumáticamente. Nos morimos de dolor. No podremos continuar. Fin del diario.


05 de març, 2013

Diario de Jack Murphy (el de la ley de Murphy) por el camino de Santiago (entrada #12).

Dia 2

Entrada 12. 

Contra todo pronóstico, seguimos adelante. Sigue sin haber ningún problema activo entre nosotros, lo cual es un misterio. Solo encuentro una explicación: me quiere asesinar. Tendré que ir con cuidado.


01 de març, 2013

Diario de Jack Murphy (el de la ley de Murphy) por el camino de Santiago (entrada #11).

Entrada 11. 

Todo está carísimo. Tenemos que pedir prestado a un tipo que resulta ser un mafioso. Nos pone los pies en cemento rápido y nos tira al río. Fin del diario.

ilustració de Javier Sanchez Azañedo: garabatosdeungorila.blogspot.com

19 de febrer, 2013

Diario de Jack Murphy (el de la ley de Murphy) por el camino de Santiago (entrada #10).

Entrada 10.

Estación de Astorga. Bajamos del tren. El aire huele a humo. Seguro que hay incendios cerca. Efectivamente. Una lengua de fuego descomunal nos churrusca. Fin del diario.


15 de febrer, 2013

Diario de Jack Murphy (el de la ley de Murphy) por el camino de Santiago (entrada #9).

Entrada 9. 

Ya está. Las cosas empeoran entre nosotros. Me ha abandonado para irse “a tomar un cafecillo”. Me ha dicho que me quedase “si quería”, que en el idioma de las mujeres significa “o me acompañas, o que te den!”. No he aceptado el chantaje. Al quedarme solo, unos desaprensivos me han secuestrado, me han dado una paliza y me han metido en un zulo mientras esperaban el dinero del rescate. Fatal. Me temo que esto suponga el fin del diario.


12 de febrer, 2013

08 de febrer, 2013

05 de febrer, 2013

Diario de Jack Murphy (el de la ley de Murphy) por el camino de Santiago (entrada #6).

Entrada 6. 

Seguimos sin pelearnos. Esto es sospechoso. Cuanto más tarde en llegar la bronca, peor será. Yo calculo que alcanzará, si todo sigue así, un 5,5 en la escala de Richter.


31 de gener, 2013

Diario de Jack Murphy (el de la ley de Murphy) por el camino de Santiago (entrada #5).

Entrada 5. 

Esto de viajar en preferente no es como esperábamos. Ni nos dan periódicos ni un mínimo servicio. Vamos al bar. Nos crujen con el precio y nos intoxicamos. Morimos en la indigencia. Se deshacen de nuestros cuerpos haciendo bocatas para el próximo incauto.


29 de gener, 2013

Diario de Jack Murphy (el de la ley de Murphy) por el camino de Santiago (entrada #4).

Entrada 4.

Los asientos que teníamos reservados resultan un timo. Nos quejamos. El revisor nos echa a la vía en medio de los Monegros. Fin del diario.



27 de gener, 2013

Diario de Jack Murphy (el de la ley de Murphy) en el Camino de Santiago (entrades #1-#3)

La Universal té el gust d'inaugurar solemnement una nova secció que feia ja un temps que teníem en cartera. Es tracta del diari de viatge d'un dels autors del blog, que en les seves vacances li va donar per anar a caminar pel "Camino de Santiago". Això podria resultar un pèl avorrit, reconeixem, si no fos que l'autor va ser posseït pel seu alter-ego, el del detectiu del NYPD Jack Murphy, el de la famosa llei de Murphy, que està convençut que qualsevol cosa que podria anar malament, anirà malament, però que, com veureu, està més que preparat per fer front a les circumstàncies que el pitjor de la vida li posa al davant.
Perquè pogueu distingir entre realitat i ficció (de vegades és la realitat el que ens sorprèn més) us ajudarem fent servir un codi de colors: en blau us posarem els fets, la veritat segons el nostre estimat col.lega. En vermell, en canvi, les visions, anàlisis i valoracions del seu ultra-expeditiu alter-ego.
Amb vosaltres, doncs, la nova secció:

DIARIO DE JACK MURPHY (EL DE LA LEY DE MURPHY) EN ELCAMINO DE SANTIAGO

Entrada 1:

Partimos felices de casa, en Barcelona. No hay novedad.


Entrada 2:

Desayuno en la cafetería de la estación de Sants. Nos cobran demasiado.


 

Entrada 3. 

Tras desayunar, nos vamos al andén. Quedan 10 minutos para que salga el tren. Nos perdemos en los laberínticos accesos a la vía 1. Tras 4 horas dando vueltas, perdemos el tren. Nos vamos a casa. Fin del diario.
 

21 de gener, 2013

Relats: "MUCHACHICA" part V (i última), per escoltainvisible

De esta manera me convenció para volver a su casa, por tercera vez en tres noches. Pero a diferencia de las ocasiones anteriores, en que me dirigí hacia allí cual victorioso caballero que regresa al castillo donde reside su dama, ahora me encaminaba hacia la oscura fortaleza habitada por una criatura despiadada y maligna.
Atravesé el largo pasillo del rellano de su piso de un humor de perros. Me pregunté si algo de lo que me dirían las hermanas podría contribuir a aplacar mi enfado. De verdad que no quería que jugasen conmigo. La Muchachica había empezado a importarme, y podían hacerme mucho daño entre las dos. Me presenté ante la puerta. Inspiré hondo. Llamé.
Me abrieron las dos muchachicas. Una era Estela. Ahora lo sabía seguro. Aunque no podría decir con seguridad cuál. A juzgar por su rostro, ambas podían haber sido mi Muchachica. En esos momentos, ambas hermanas eran idénticas en todo. Ni rastro de las diferencias que me habían ayudado a diferenciarlas con anterioridad: ni las gafitas ni la indiferencia y frialdad de la hermanita repelente. Se las veía compungidas por igual. Supuse que la hermana se habría ganado una fuerte reprimenda.

Hola dije. Antes de nada: ¿quién es Estela?
Yo soy dijo la más próxima. La otra no habló.
OK. Estela. Entonces entiendo que tú eres Evelyn, ¿verdad?
Pasa, por favor, no te quedes en la puerta dijo la primera, estirándome de la mano y obligándome a entrar. Evelyn es otra hermana nuestra que ahora mismo está trabajando en Australia, y que ni se parece a nosotras ni tiene nada que ver con todo esto.
¿Cómo? dije estupefacto ¿Me habéis engañado otra vez? ¿Y pretendéis que me quede?
¡Espera por favor! continuó la primera. Su hermana aún no había abierto la boca No te vayas. Todo tiene una explicación.
¿Sí? Pues más vale que sea buena.
Lo es contestó ella. O al menos, muy gráfica.

La hermana asintió con la cabeza.

Anda, ven al salón. Allí lo entenderás todo.

Tiró de mi una vez más, pero yo me resistí.

No, un momento. No creo que sea tan complicado: ¿Cómo se llama ella? De alguna manera tendré que diferenciaros, ¿no?
Ya te he dicho que era complicado.
¿Qué hay de complicado en decir un nombre?

Las dos hermanas se miraron.

Yo también me llamo Estela.

Si me pinchan no me sacan sangre. Mi mente corrió a intentar ofrecerme variedad de explicaciones posibles. ¿Podía ser que tuvieran unos padres tan irresponsables que hubieran decidido poner el mismo nombre a las dos hermanas? Ni siquiera sabía si eso era legal. Después de unos instantes, reaccioné, dando por zanjada la cuestión: no, no era creíble. No tenía lógica ninguna.

¡No, no puede ser! ─me rebelé, esperando más explicaciones─. ¿Es que no lo veis? ¡Dos personas, dos nombres!
Pasa al salón, por favor dijo una.
Te lo explicaremos todo, pero te lo explicaremos allí insistió la otra.
A ver: ¿tenéis el DNI? me empeciné yo.

Una de ellas me mostró un DNI después de revolver en uno de los muchos bolsos que había en un colgador del recibidor. La foto no daba lugar a dudas. Era ella. Quién fuera que ella fuese. Estela Fernández Incharruaga según el carnet. Hija de Gonzalo y de Idoia.
Nos acercábamos al salón al que tanto interés tenían en llevarme. Quedaban solo unos metros. Y yo seguía dejándome arrastrar pero imponiendo cierta resistencia.

Bueno, de acuerdo. Y aquí me falta otro.
Es complicado repitió una.
Solo hay uno dijo la hermana.
¿Cómo?
Usamos todas ese mismo.
¿Todas? ¿Pero qué narices…? ¿A qué demonios…?

Y el «… te refieres» murió en mis labios cuando por fin, las dos chicas consiguieron hacerme entrar en el salón. Y vi quienes eran las personas que ocupaban todos los asientos de aquel amplio espacio. Nunca me había sentido tan extraño. Me hallaba ante una manada de muchachicas. Todas iguales. Cada uno de sus respectivos cuerpos parecía idéntico hasta el más leve detalle al de la chica contigua: las mismas pantorrillas, la misma melena rojiza, la misma cara adorable Incluso la misma expresión compungida, avergonzada. ¿Cual era el récord mundial de parto múltiple? ¿ocho gemelos vivos? ¿nueve, tal vez? Bien, pues la Muchachica y sus hermanas lo habían superado con creces. No menos de veinte pares de ojos marrones me miraban en la sala redonda. Lo único que parecía diferenciarlas era la indumentaria. Unas iban de rojo, otras de verde, unas de azul, otras de negro. Unas con faldas, otras con pantalones. Unas con tirantes, otras con camisetas. A una, de pie cerca de mi, la reconocí: era la estudiante de gafitas. Mantenía los brazos cruzados al frente, aunque había perdido algo de su actitud distante.

¿Pero cómo…? dije yo, anonadado, estupefacto.
Es lo que intentaba decirte comenzó la que me había abierto la puerta. Yo soy Estela. Y esta de aquí también es Estela. Y todas ellas, también se llaman Estela. Compartimos nombre, porque no somos varias personas. Somos una sola.

Y por fin comprendí aquel sobrenombre que le habían dado a Estela. Lo comprendí todo. «Muchachica»: crees tener una chica y tienes muchas. Hasta aquel momento no me había dado cuenta del chiste.

Esto no puede ser dije, resistiéndome a aceptar la evidencia ante mis ojos. ¿Una persona con muchos cuerpos? ¡Es ridículo! ¿Cómo sabes que no sois varias personas con un solo cuerpo?

Las chicas empezaron a turnarse para decir una sola palabra cada una. Me di cuenta de que estaban pronunciando una única frase que, o bien había sido concienzudamente ensayada, o forzosamente tenía que surgir de una mente común.

Pues
─… porque
─… compartimos
─… pensamientos,
─… tontín
En
─… realidad
─… no
─… necesitaríamos
─… hablar
─… entre
─… nosotras
Aunque
─… la
─… verdad
─… preferimos
─… hacerlo
─… sobretodo en presencia de otros concluyó una.

Me sentía como Darren, el marido de Samantha en Embrujada.

Si hemos accedido a mostrarte nuestro secreto es porque nos gustas mucho. Y no queremos que se acabe así lo nuestro dijo la que estaba más cerca de mi, rodeándome con el brazo.
Bueno, un momento, un momento, un momento. Entiendes que esto se haya complicado un poco, ¿no? ─me defendí yo, separándome de su abrazo─. ¡Esto es lo más insólito que he visto en mi vida! ¿Siempre habéis sido así? pregunté.
No, no siempre. Hubo una época en la que yo era una única persona con un solo cuerpo.
Ahá. ¿Y qué pasó?
Bueno, te lo explicaré, pero te advierto que es una explicación increíble, que hay quien no consideraría racional o científicamente demostrable. Vas a tener que fiarte de mi palabra y tener una mente receptiva y abierta.
Tengo una mente de lo más abierta dije convencido. Dispara.
Bueno, pues todo sucedió estando de vacaciones en Marruecos, donde pasé un par de semanas en compañía de unos amigos. Y durante el transcurso de ese viaje, en una excursión al Atlas, ocurrió que descubrí una lámpara antigua, la froté y lo creas o no, ¡de dentro salió un genio!

Sin duda, otro hubiera escuchado el relato, se hubiera levantado en silencio, y se hubiera marchado. Pero como acababa de decirle a la Muchachica, tengo una mente de lo más abierta, y lo que dije fue:

¿Cómo se llamaba el genio?

Tuve el gran placer de ver como mi pregunta hacía que se cambiasen las tornas. Obviamente esperaban un mayor nivel de escepticismo por mi parte.

Flidriff dijo una de ellas.
Ahá contesté yo. Lo imaginaba. Yo también tuve la suerte de encontrar una lámpara maravillosa en un recodo del camino que conduce al monte Toubkal. Ni siquiera estaba escondida. Cuando Flidriff apareció desde su interior, no me dio la impresión de llevar encerrado cientos de años: en lugar de darme las gracias y alegrarse, mostró bastante indiferencia hacia su recién recuperada libertad y solo acabó concediéndome un deseo tras mucho insistir. Eso sí: tuve que conformarme con un deseo de medio pelo, algo que no fuera completamente irrealizable por sí solo. Ahora me doy cuenta del porqué. Tal vez había gastado buena parte de sus poderes concediendo un deseo anterior.
¿¿Conociste a Flidriff?? dijeron todas a la vez, flipando.
Bueno reflexionó la representante de todas en voz alta, la verdad es que coincide, porque cuando Flidriff nos concedió nuestro deseo, procuramos dejar su lámpara en un lugar bien visible, para que pudiese hacer uso de ella el siguiente que pasara.
Pues ya ves. Ocurrió.
¿Y tú al final qué pediste? me preguntaron.
Bueno, viendo que no podía pedir cosas muy complicadas, al final me decidí por algo improbable, pero que por leyes probabilísticas tal vez algún día pudiera suceder. Y debo decir que me lo concedió.
¿Qué fue? preguntaron ellas con curiosidad.
Bueno, le dije que me gustaría llegar a ver la selección ganando el Mundial.

Aquello despertó cierta hilaridad entre las muchachicas. La verdad es que no sé si seguir usando el plural o el singular. Cuando hablo de mi Muchachica, todo se vuelve algo confuso.

Hay que reconocer que Flidriff es muy eficaz continué. Me lo concedió a la primera. ¡Y las Eurocopas fueron de propina!
Sí que es eficaz, sí continuó Estela. En mi caso, cuando salió, llevaba al menos un siglo o dos encerrado, de forma que había acumulado poder para conceder cualquier deseo. Cualquiera. Incluso los imposibles.
Y eso fue lo que le pediste: un imposible.
Bueno, ni siquiera llegué a formular el deseo. Tan solo me limité a explicarle mi problema. Y es que soy muy activa. Demasiado. Tengo ganas de comerme el mundo. Y eso a veces es un problema. No tengo tiempo para dedicar a todas las actividades que me gustan. Quiero hacerlo todo: escalar, esquiar, paracaidismo, danza Y luego están los amigos... Y los estudios, qué decir: desde Egiptología y Criminología, hasta Economía, Física, Derecho, Medicina ¿Y las vacaciones? Egipto, Australia, la India, China ¡¡Quería ir a todas partes!! ¡Hacerlo todo! Hasta el momento en que encontré a Flidriff, ya había ido trampeando, pero aquello no era sostenible por más tiempo, e iba a tener que empezar a hacer renuncias. Renuncias muy dolorosas, porque sencillamente no hay tiempo para todo.
Entonces pediste tiempo.
Exacto. Y eso fue lo que me concedió. Una manera un tanto peculiar, lo reconozco, de poder llegar a todo. Y no me quejo. Aunque a veces de miedo pensar que mis sueños no hubieran sido realizables de no haber podido disponer de este ejército de casi veinticinco yos. Pero gracias a ellas, puedo decir que me siento completamente realizada.

La interlocutora se detuvo y me miró con una sonrisa de satisfacción. Las chicas a su alrededor se miraron y se abrazaron entre sí, como si fueran grandes amigas.

Bueno Casi completamente realizada añadió con tristeza. Pero la verdad, por mucho que tenga un montón de compañeras, no dejan de ser todas yo misma. Y eso significa que en realidad estoy muy, muy sola. La gente toma las de Villadiego cuando ve algo fuera de lo común. Nadie se queda a nuestro alrededor mucho tiempo. No tengo amigas. No tengo novios. Amantes sí, los que quieras.
Tal vez demasiados repuso otra.
A veces en una misma noche dijo una tercera. Pensamientos laterales que otra persona hubiera retenido para sí, la Muchachica los revelaba haciendo uso de sus dobles, un tanto impulsivamente. Su necesidad de sincerarse ante alguien tenía que ser enorme.
Por eso, lo que dijiste el otro día
─… aquello de que te gusto mucho precisó una segunda voz.
─… me encantó zanjó la primera al fin. Me sacudió por dentro y me elevó por los aires. Y entonces comprendí que no deseo perderte. Por eso quería explicártelo todo y a punto de dejarse llevar por la emoción, la Muchachica se detuvo. Otra de ellas tomó el relevo en el relato, aunque también parecía a punto de hacer pucheros. Todas tenían los ojos brillantes.
─… y ahora, que te lo hemos explicado todo, eres el primero, el único que ha aguantado todo el relato sin marcharse, protestar o gritarnos que lo que decimos es imposible, una tontería o un invento. ¡El único!
─… y además conociste a Flidriff. ¡No puede ser casualidad! ¡Es una señal!
No me dejes, por favor. Te necesito. No sabes cuanto te necesito.

Bueno, debo reconocer que aquello era enternecedor, de verdad. No es algo que te suelan decir veinticinco tías de bandera a la vez. Yo me resistí, por supuesto. Como se puede entender, seguía teniendo algunos peros. Aunque la verdad, viéndolas allí a punto de llorar, se me encogía el corazón. ¿Quién era yo, me dije sin olvidar el drama personal que había supuesto intentar separarme de ella aquella misma mañana, para causar tanto pesar a ellas o a mí mismo?
Total, que empezó la reconciliación. Y se acercaron a mí. Todas ellas. Y comenzaron los largos abrazos y los besos también largos. Afortunadamente, con que besara a una, las demás parecían contentarse. Aún así, besé más de unos labios. Besé muchos.
La temperatura fue en aumento. Se notaba que allí íbamos a subir un peldaño más. Entonces una de ellas, la de las gafitas, se hizo oír entre todas las demás:

¡Bueno, bueno, a ver, organización! clamó─. Vamos a ver: pensemos en todo lo que hay que hacer mañana. Unas cuantas personificaciones tendrían que irse a descansar mientras las demás atienden adecuadamente a Enric dijo, despertando un Oooh general. Yo me quedo a estudiar otra vez. Mañana tenemos el examen supremo, de manera que será mejor que busquéis una ubicación más adecuada para el amor y sobre todo, sobre todo, no hagáis ruido.

Pero antes de que las cosas fueran a más, alargué la mano de entre unas cuantas personificaciones que me rodeaban y agarré a la estudiante.

No dije. Tú tienes que estar.

Ella me miró sorprendida.

Pero ¿precisamente yo?.… no puedo. El examen
Por favor le insistí.
De acuerdo dijo ella. Y procedió a quitarse aquellas gafitas que le otorgaban una personalidad diferente para dárselas a otra. Pero yo lo impedí.
No te las quites le insté.
Pero sin las gafas, las demás tampoco podrán estudiar contestó alarmada─. No nos quedan más.
Me dan mucho morbo añadí por toda explicación.

Hubo un momento de tensión infinita. Percibí su lucha interna. Realmente la Muchachica había movido cielo y tierra para cumplir sus sueños y, quizá por primera vez desde que se había multiplicado por veinticinco, se encontraba con un obstáculo en sus planes. Y ese obstáculo era yo. La pausa se alargó. El resto de las muchachicas permanecieron congeladas también, con el mismo dilema. Acceder podía equivaler a suspender el gran examen y, tal vez, romper con algún sueño. Por otro lado, nuestra primera noche juntos, la primera desde que sabía la verdad, bien podía valer un sacrificio.
Gané. Por todo lo alto. La intelectual buscó mis labios con desespero y fruición, y los encontró. Un poco menos preparados de lo que hubiese yo sospechado. Alrededor nuestro, todo el comedor pareció empezar a arder de pasión. Voló la ropa. Las mil prendas que vestían las muchachicas volaron por los aires y se comenzó a gestar la gran orgía con la que la mayoría de los hombres solo sueñan. Veinticinco chicas desnudas me rodeaban. Nos cogieron a a la intelectual y a mi en volandas y procedieron a despojarnos de nuestra ropa sin que en ningún momento dejáramos de besarnos. Enseguida vi que esto de tener una novia con tantas manos sin duda podía suponer una gran ventaja.
La cosa se calentó más. Empezó el folleteo. Yo temía por mi integridad física. Afortunadamente para mi, las muchachicas parecían más que satisfechas con darse placer unas a otras. Supongo que no era mas que una forma de masturbación. Por fortuna, puesto que así no tuve que ser yo quien apagara el fuego de veinticinco tías ávidas de sexo. Con cinco o seis tuve de sobras, creedme.
La noche fue muy larga. Debían ser hacia las tres o las cuatro de la mañana cuando desperté, en un colchón de regazos de muchachicas. Había diez o doce que me hacían caricias y mimos por todo el cuerpo. Otras yacían a nuestro alrededor, dormiditas. Era hermoso ver a algunas abrazadas a sus copias.
Me di cuenta de que había una luz encendida todavía en aquel salón donde había tenido mi primer ménage à vingt-cinque. La luz era la de la cocina. Una de las muchachicas, de espaldas a mi y desnuda, como todas las demás, se había subido a un taburete y se había puesto a estudiar. Otra estaba junto a ella. Parecía intentar ayudarla de alguna manera. Adiviné que se trataba de la intelectual. A pesar de todo, la Muchachica había seguido en sus trece. Había atendido a mi necesidad sin por ello renunciar a la suya propia.
Miré las caras de las chicas que seguían haciéndome mimos. El masaje a veinte manos se estaba cobrando su tributo. Cerré los ojos, satisfecho, y me pregunté por el futuro. ¿Qué cabía esperar a partir de aquel momento glorioso?
Debí haber supuesto que una vez alcanzada la cumbre de tu existencia, ya solo te queda un camino: descender.