12 d’octubre, 2013

Diario de Jack Murphy (el de la ley de Murphy) por el camino de Santiago (entrada #33).

Entrada 33. 

Lo sabía. Nos estaban esperando. Nada más entrar en O’Cebreiro, un comando de marines han salido rapelando de detrás de las Pellozas y nos han atacado con subfusiles M-30 y granadas de fragmentación. Los helicopteros les daban coberura aérea, lanzando misiles a cascoporro. Nos hemos refugiado en una cabina de teléfonos que ni siquiera devuelve el cambio. Nuestra situación es desesperada. 
Desesperada, si. Admito que puede que esta situación nos supere. Me despediría de mis seres queridos. Pero ya no los hay. Todos me traicionaron, y les metí tal cantidad de plomo que no conseguirían levantarse ni aunque resucitaran y consiguieran quitarse de encima los dos metros de tierra que les cubren. 
Total, que no me despediré de nadie. Podría llorar, pero dejaré eso para los débiles y los maricones. Nosotros lucharemos hasta el final, contra toda esperanza. Disponemos de un cortauñas y la púa de un pendiente. 

Vamos a salir. 

Probablemente ésto vaya a ser el fin diario.




05 d’octubre, 2013

Diario de Jack Murphy (el de la ley de Murphy) por el camino de Santiago (entrada #32).

Dia 17.

Entrada 32. 

Seguimos en el camino. Está siendo muy fácil. Demasiado fácil. Sospechosamente fácil. Y sé el motivo. Hasta ahora hemos caminado por tierras leonesas. Los obstáculos no han pasado de ser cuatro tonterías: largas distancias, pendientes extremas, lluvia pertinaz, refugios sin papel de WC... ¡Mariconadas! Pero ahora entramos en Galicia y las apuestas van a aumentar seguro. ¿¿O qué se piensan estos peregrinos medio moñas?? ¿Que la indulgencia la regalan? ¡Ni hablar! ¡Han venido a hacer penitencia, y penitencia tendrán! Puedo imaginar perfectamente los campos minados, las trampas con estacas, los tiradores apostados en los bosques disparando al peregrino... Solo los mejor preparados pasarán. Y el que no supere dichas penitencias... Se va a ir al infierno por la vía rápida.