19 d’abril, 2015

Diario de Jack Murphy (el de la ley de Murphy) por el camino de Santiago (entrada #42)

Entrada 42. 

Al final de cada etapa siempre vivimos un momento de máxima incertidumbre. Se escucha cierto redoble de tambores cada vez que preguntamos al llegar al hotel “¿Tienen habitaciones libres?”. Invariablemente, las personas que encontramos en recepción nos miran con cara de pasmo, como si no supieran de qué les hablamos, como si ni siquiera tuvieran claro que regentan un hotel. Nos regalan la misma expresión que si les hubiéramos preguntado si tenían una berenjena en el culo. ¡Mecachis! Hombre, si tuvieran decenas de clientes... Pero me da la impresión que los hoteles a los que hemos ido, no hemos visto indicios de que hubieran ocupadas muchas mas habitaciones aparte de la nuestra.
Bueno, pues hoy, harto de la cara de berenjena, me he abalanzado sobre el tipo, lo he cogido por la solapa, lo he alzado en vilo...
Y el estampido de un trabuco ha roto el tenso silencio. Me ha cosido a perdigones. He comenzado a perder sangre por 15000 agujeros. Me he desplomado mientras mi señora le entregaba el DNI para empezar a rellenar la ficha. El dolor era terrible. He empezado a arrastrarme con las uñas hasta el hospital más próximo, el que está a 95Km. Tal vez, si llego a tiempo, podré conservar la vida. Si no, puede que esto pueda suponer el fin del diario.