13 de desembre, 2014

Diario de Jack Murphy (el de la ley de Murphy) por el camino de Santiago (entrada #38).

Entrada 38. 

Me da la impresión que alguien nos sigue. Si, no es una manía persecutoria. Mientras andamos por el camino, me giro con cierta frecuencia y siempre encuentro allí a alguien que se aproxima. Intentan disimular. Lo se. Tratan de parecer peregrinos, pero creo saber quienes son. Me parece que siguen tratando de atraparme después de aquél asunto de los misiles nucleares que vendí a una pirotecnia cuyos propietarios tenían cierto acento caucasiano.
He hablado con ella del asunto. Juntos, hemos preparado una trampa para osos, de esas con estacas en el fondo. Nos hemos emboscado y hemos esperado a los espías. Por fin, han caido. Hemos salido del escondrijo y hemos acabado de rematarles con un yunque que hemos encontrado por ahí.
Pensaba que serían del MOSSAD, del KGB o de la CIA, pero no ha habido manera de encontrar sus identificaciones. Tal vez las hayan cambiado y ya no sepa reconocerlas. En fin: hemos tapado la trampa lo mejor que hemos podido y, ya con más tranquilidad, hemos continuado el camino. Al poco me he girado. ¡Maldición! ¡Dos tipos más nos seguían!
La mañana ha sido muy larga.



12 de novembre, 2014

Diario de Jack Murphy (el de la ley de Murphy) por el camino de Santiago (entrada #37).

Dia 19. 

Entrada 37. 

Cae la noche en la frontera galaico-leonesa. Son muchas las historias que hablan de terribles accidentes de tráfico cuyas víctimas vagan, aún en pena, por los alrededores de los lugares donde perecieron.
Éste tipo de historias me pone de un humor de perros. No me gusta nada contra lo que no pueda enfrentarme con mi magnum 45.
La noche de hoy era especialmente tenebrosa. Un viento que helaba el espíritu hacía tintinear un móvil de tubos de hojalata. Nosotros estábamos forcejeando en la oscuridad con la cerradura del siniestro hotel donde nos alojábamos, a pie de carretera.
De repente, hemos visto luces acercándose por la carretera. Eran 4 luces paralelas que se aproximaban a cierta velocidad, 2 delante y dos detrás. Lo que nos faltaba: extraterrestres. Afortunadamente, en mi vida he tenido contactos con algunos agentes de importantes agencias americanas, y me explicaron algunas cosillas. Nos hemos quedado ambos de pie junto a la carretera y hemos puesto cara de alelaos, con la mirada perdida. Es lo que hay que hacer. Ciertas civilizaciones del espacio exterior no pueden distinguirnos si nos quedamos quietos como estatuas. De manera que nos hemos puesto allí, mirándoles, muy quietos.
Y ha resultado que no eran extraterrestres. Mas bien un par de coches que, por alguna razón, después de vernos han comenzado a dar volantazos hasta que uno se la ha pegado contra un alcornoque y el otro se ha despeñado por un barranco.
Nos hemos mirado y los dos nos hemos lanzado a ayudar. Los hemos rematado con misericordia y hemos desaparecido de la zona a toda velocidad.




06 d’octubre, 2014

Diario de Jack Murphy (el de la ley de Murphy) por el camino de Santiago (entrada #36).

Entrada 36. 


A cada día que pasa, nuestras heridas se incrementan. El primer día ya se nos llenaron los pies de llagas. Pensé que la cosa se iría curando, pero no. Va a peor. Al día siguiente, las llagas estaban infectadas. Al otro chorreaba la pus. Al siguiente, pústulas supurantes nos cubrían el cuerpo. Un día más hizo que se nos cayeran las uñas, los dientes y el pelo (el de la cabeza, porque lo que es el de la barba, interior de nariz y orejas y de la espalda, ¡eso no se va ni con una motosierra!). Ahora nos sostenemos sobre muñones, pero seguimos avanzando, preguntándonos qué será lo próximo o si es que acaso la tierra de Galicia pueda ser radiactiva.



04 de setembre, 2014

Diario de Jack Murphy (el de la ley de Murphy) por el camino de Santiago (entrada #35).

Dia 18. Entrada 35. 
Hemos encontrado un conejo muerto en medio del camino. Bueno, muerto no es la palabra que debería usar, sino más bien, vilmente asesinado. Tras el primer cadáver, hemos encontrado un segundo, en las mismas condiciones. Muerto. De una muerte no-natural. Alguien está matando conejos. Algo más allá hemos visto un tercer cadáver. Y éste era el más inquietante de todos, pues estaba decorado como si se tratara de un sacrificio ritual. Tenía un círculo de piedras a su alrededor y hojas de árbol y plumas adornando su cabecita sin vida.
Y mi rabia ha explotado. ¿¿Quién, pregunto, quién es capaz de cometer semejantes fechorías a éstas adorables criaturas?? Tal como está dispuesto el ritual, tiene que tratarse de una secta mata-conejos. ¿Qué grandes males podían causar los conejitos? He decidido que los asesinos tenían que pagar. Lástima que no los tuviera a mano ni pudiera pararme a esperarlos. Da igual. El siguiente labriego que hemos visto ha pagado por todos. Lo hemos sodomizado violentamente con el mango de su azada y le hemos dispuesto alrededor otro despliegue ritual, para mostrar a los mata-conejos lo que les ocurriría si volvían a las andadas.
Pero al rato hemos continuado, y hemos podido comprobar como una vez más, la incomprensión humana juega en favor de los que menos lo merecen. Una bandada de conejos con lanzallamas, estaban arrasando una aldea y trajinándose a las mujeres. Han caido sobre nosotros y nos han hecho prisioneros. Nos han atado a un poste y se divierten lanzándonos hachas. Hasta ahora no han acertado, pero a cada ronda que pasa, lanzan desde un paso menos de distancia. Solo es cuestión de tiempo que acierten. Es el fin del diario.


13 de juliol, 2014

Diario de Jack Murphy (el de la ley de Murphy) por el camino de Santiago (entrada #34).

Entrada 34. 

Nos los hemos cargado a todos. Hay que ver lo eficaz que puede llegar a ser un cortauñas bien afilado y una púa de pendiente en manos de un experto. A nuestro alrededor solo quedan ruinas y desolación, y los restos de los helicópteros derribados.
Bueno, ala, nos palmeamos las manos y seguimos con el camino.