27 de juliol, 2015

Diario de Jack Murphy (el de la ley de Murphy) por el camino de Santiago (entrada #43) (eventualidades de los viajes 2ª parte).

Quinta: atracos a mano armada. Cuando los cacos pasan al siguiente nivel y van armados, lo primero que hago es repasar su arsenal en el catálogo de mi mente. Entonces yo saco el mío y empieza el tiroteo. No suele durar más de 20 minutos, pasados los cuales, si veo que los asaltantes llevaban algún elemento digno de figurar en mi colección, me lo agencio.

Sexta: secuestros. Son siempre un contratiempo que puede llegar a hacerte perder alguna conexión. Recuerda que un secuestrador siempre quiere dinero. Siempre hay que llevar un fajo de billetes o dos a mano para hacer el trámite lo más rápido posible. Para eso, tener contactos en el tráfico de drogas, de órganos, de armas o de pipas saladas, ayuda bastante. También el haberse fraguado una cierta reputación en dichos ambientillos.

Séptima: terroristas. Los reconocereis facilmente: uniformes militares, armamento como para conquistar un país pequeño, mucha mala leche y tendencia insana a destruirlo todo, incluyendo vehículos, personas, sus propios compañeros y, lo peor de todo: mi pasaporte.
Contra un ataque terrorista, lo que hay que hacer es no perder la calma. Nada hay que altere más a un terrorista como comprobar que sus acciones no consiguen su objetivo primordial: despertar el terror. Y entonces es cuando empiezan a cometer errores: en cuanto el uso de granadas, bombas, metralletas y subfusiles deja de tener efecto, entonces intentan razonar. Y ahí, seguro que les pillas.

27 de maig, 2015

Diario de Jack Murphy (el de la ley de Murphy) por el camino de Santiago (entrada #43) (1ª parte).

Entrada 43. 

¿Porqué nos gustará tanto viajar? Viajar es terrible. ¿Sabeis cuantas cosas pueden ocurrir durante un viaje? Yo sí. Las he contado. Es más: las he experimentado. Todas. Dejad que os cuente tan solo las más importantes:
La primera: el stress. Vas siempre con stress. Estás pendiente del reloj porque siempre hay un horario que cumplir, un tren que coger o un vuelo que perder.
Segunda: pérdida de equipaje. Esto quizá sea lo de menos. Yo viajo con varios seguros e intento no separarme de mis cosas. Y si todo falla, cojo al empleado del aeropuerto y le encañono con la magnum en el agujero derecho de la nariz. Os aseguro que el tipo suele volverse muy colaborativo.


Tercera: overbooking. Si no tienes prisa, esto puede convertirse más en una ventaja que en un inconveniente: te alojan en un hotel mejor, vuelas en primera, te dan dinero... Si tienes prisa, siempre se puede aplicar la misma solución que al problema anterior. También suele ir bien en este caso...

Cuarta: hurtos. No comprendo la extraña razón que impulsa a tantos amigos de lo ajeno a hacer de los turistas sus víctimas. Contra eso, nada como unos buenos reflejos de combate. Cualquiera que se aproxime a menos de un metro de mi espacio vital, sufre automáticamente una luxación traumática y terriblemente dolorosa que le deja el miembro inútil durante no menos de 48 horas.

19 d’abril, 2015

Diario de Jack Murphy (el de la ley de Murphy) por el camino de Santiago (entrada #42)

Entrada 42. 

Al final de cada etapa siempre vivimos un momento de máxima incertidumbre. Se escucha cierto redoble de tambores cada vez que preguntamos al llegar al hotel “¿Tienen habitaciones libres?”. Invariablemente, las personas que encontramos en recepción nos miran con cara de pasmo, como si no supieran de qué les hablamos, como si ni siquiera tuvieran claro que regentan un hotel. Nos regalan la misma expresión que si les hubiéramos preguntado si tenían una berenjena en el culo. ¡Mecachis! Hombre, si tuvieran decenas de clientes... Pero me da la impresión que los hoteles a los que hemos ido, no hemos visto indicios de que hubieran ocupadas muchas mas habitaciones aparte de la nuestra.
Bueno, pues hoy, harto de la cara de berenjena, me he abalanzado sobre el tipo, lo he cogido por la solapa, lo he alzado en vilo...
Y el estampido de un trabuco ha roto el tenso silencio. Me ha cosido a perdigones. He comenzado a perder sangre por 15000 agujeros. Me he desplomado mientras mi señora le entregaba el DNI para empezar a rellenar la ficha. El dolor era terrible. He empezado a arrastrarme con las uñas hasta el hospital más próximo, el que está a 95Km. Tal vez, si llego a tiempo, podré conservar la vida. Si no, puede que esto pueda suponer el fin del diario.


18 de març, 2015

Diario de Jack Murphy (el de la ley de Murphy) por el camino de Santiago (entrada #41).

Entrada 41. 

A la salida de uno de tantos pueblos leoneses de cuyo nombre ya no consigo acordarme, hemos visto cierto cartel que nos ha llamado la atención: “PEATÓN: en carretera circula por la izquierda”.
Debo decir que estoy completamente de acuerdo con la advertencia. Es mas: muchos peregrinos guiris tienen el puto vicio de circular por la derecha. Me pregunto porqué es así. ¿Acaso en sus paises de procedencia se circula por el lado contrario? En fin, creo que la campaña de información viaria del cartel va en la buena dirección, si bien se ha quedado un poco corta en cuanto a contundencia. Si dependiera de mí, hubiese puesto algo como “PEATÓN, ve por la izquierda, no seás MAMÓN”, o “PEATONES, caminando por la derecha, sereis unos CABRONES”, o tal vez “CAMINANTE, circula por donde toca, no seas TUNANTE” o quizás “PEREGRINO, si te pillo a la derecha, te voy a dejar FINO”, o incluso “EXCURSIONISTA te voy a dar un palo si te sales de tu PISTA”.


20 de gener, 2015

Diario de Jack Murphy (el de la ley de Murphy) por el camino de Santiago (entrada #40).

Dia 20. 

Entrada 40. 

Siguen los obstáculos surrealistas. Por el camino donde bajábamos nosotros ha aparecido una estampida de vacas lanzadas a la carrera, con los cuernos por delante y muy mala leche (estas cosas se intuyen. Algo sé de vacas). Era como en los sanfermines, si los toros fuesen todos en un sentido y los mozos en el contrario.
Hemos tenido que esquivarlas una por una, a velocidad supersónica: una por un lado, otra por el otro, pasando hábilmente entre otras dos...
Como puede intuirse, el ataque era premeditado. Un tipejo con un perro iba azuzando a las vacas contra nosotros. Al verle, hemos saltado a lo “tigre y dragón” y hemos eliminado al tipo con el “soplamocos de la grulla que te pone mirando a Cuenca”.
Sin el fantoche para dirigirlas, las vacas han continuado su estampida sin rumbo ni dirección. De todas maneras, justo antes de pasar, la última de ellas ha soltado un traicionero latigazo con la cola a mi pareja, con tan mala pata que la ha hecho girar con triple tirabuzón y me ha caido encima. Auch.
Me ha roto lo menos 9 costillas. Se acabó el viaje.


13 de desembre, 2014

Diario de Jack Murphy (el de la ley de Murphy) por el camino de Santiago (entrada #38).

Entrada 38. 

Me da la impresión que alguien nos sigue. Si, no es una manía persecutoria. Mientras andamos por el camino, me giro con cierta frecuencia y siempre encuentro allí a alguien que se aproxima. Intentan disimular. Lo se. Tratan de parecer peregrinos, pero creo saber quienes son. Me parece que siguen tratando de atraparme después de aquél asunto de los misiles nucleares que vendí a una pirotecnia cuyos propietarios tenían cierto acento caucasiano.
He hablado con ella del asunto. Juntos, hemos preparado una trampa para osos, de esas con estacas en el fondo. Nos hemos emboscado y hemos esperado a los espías. Por fin, han caido. Hemos salido del escondrijo y hemos acabado de rematarles con un yunque que hemos encontrado por ahí.
Pensaba que serían del MOSSAD, del KGB o de la CIA, pero no ha habido manera de encontrar sus identificaciones. Tal vez las hayan cambiado y ya no sepa reconocerlas. En fin: hemos tapado la trampa lo mejor que hemos podido y, ya con más tranquilidad, hemos continuado el camino. Al poco me he girado. ¡Maldición! ¡Dos tipos más nos seguían!
La mañana ha sido muy larga.



12 de novembre, 2014

Diario de Jack Murphy (el de la ley de Murphy) por el camino de Santiago (entrada #37).

Dia 19. 

Entrada 37. 

Cae la noche en la frontera galaico-leonesa. Son muchas las historias que hablan de terribles accidentes de tráfico cuyas víctimas vagan, aún en pena, por los alrededores de los lugares donde perecieron.
Éste tipo de historias me pone de un humor de perros. No me gusta nada contra lo que no pueda enfrentarme con mi magnum 45.
La noche de hoy era especialmente tenebrosa. Un viento que helaba el espíritu hacía tintinear un móvil de tubos de hojalata. Nosotros estábamos forcejeando en la oscuridad con la cerradura del siniestro hotel donde nos alojábamos, a pie de carretera.
De repente, hemos visto luces acercándose por la carretera. Eran 4 luces paralelas que se aproximaban a cierta velocidad, 2 delante y dos detrás. Lo que nos faltaba: extraterrestres. Afortunadamente, en mi vida he tenido contactos con algunos agentes de importantes agencias americanas, y me explicaron algunas cosillas. Nos hemos quedado ambos de pie junto a la carretera y hemos puesto cara de alelaos, con la mirada perdida. Es lo que hay que hacer. Ciertas civilizaciones del espacio exterior no pueden distinguirnos si nos quedamos quietos como estatuas. De manera que nos hemos puesto allí, mirándoles, muy quietos.
Y ha resultado que no eran extraterrestres. Mas bien un par de coches que, por alguna razón, después de vernos han comenzado a dar volantazos hasta que uno se la ha pegado contra un alcornoque y el otro se ha despeñado por un barranco.
Nos hemos mirado y los dos nos hemos lanzado a ayudar. Los hemos rematado con misericordia y hemos desaparecido de la zona a toda velocidad.




06 d’octubre, 2014

Diario de Jack Murphy (el de la ley de Murphy) por el camino de Santiago (entrada #36).

Entrada 36. 


A cada día que pasa, nuestras heridas se incrementan. El primer día ya se nos llenaron los pies de llagas. Pensé que la cosa se iría curando, pero no. Va a peor. Al día siguiente, las llagas estaban infectadas. Al otro chorreaba la pus. Al siguiente, pústulas supurantes nos cubrían el cuerpo. Un día más hizo que se nos cayeran las uñas, los dientes y el pelo (el de la cabeza, porque lo que es el de la barba, interior de nariz y orejas y de la espalda, ¡eso no se va ni con una motosierra!). Ahora nos sostenemos sobre muñones, pero seguimos avanzando, preguntándonos qué será lo próximo o si es que acaso la tierra de Galicia pueda ser radiactiva.



04 de setembre, 2014

Diario de Jack Murphy (el de la ley de Murphy) por el camino de Santiago (entrada #35).

Dia 18. Entrada 35. 
Hemos encontrado un conejo muerto en medio del camino. Bueno, muerto no es la palabra que debería usar, sino más bien, vilmente asesinado. Tras el primer cadáver, hemos encontrado un segundo, en las mismas condiciones. Muerto. De una muerte no-natural. Alguien está matando conejos. Algo más allá hemos visto un tercer cadáver. Y éste era el más inquietante de todos, pues estaba decorado como si se tratara de un sacrificio ritual. Tenía un círculo de piedras a su alrededor y hojas de árbol y plumas adornando su cabecita sin vida.
Y mi rabia ha explotado. ¿¿Quién, pregunto, quién es capaz de cometer semejantes fechorías a éstas adorables criaturas?? Tal como está dispuesto el ritual, tiene que tratarse de una secta mata-conejos. ¿Qué grandes males podían causar los conejitos? He decidido que los asesinos tenían que pagar. Lástima que no los tuviera a mano ni pudiera pararme a esperarlos. Da igual. El siguiente labriego que hemos visto ha pagado por todos. Lo hemos sodomizado violentamente con el mango de su azada y le hemos dispuesto alrededor otro despliegue ritual, para mostrar a los mata-conejos lo que les ocurriría si volvían a las andadas.
Pero al rato hemos continuado, y hemos podido comprobar como una vez más, la incomprensión humana juega en favor de los que menos lo merecen. Una bandada de conejos con lanzallamas, estaban arrasando una aldea y trajinándose a las mujeres. Han caido sobre nosotros y nos han hecho prisioneros. Nos han atado a un poste y se divierten lanzándonos hachas. Hasta ahora no han acertado, pero a cada ronda que pasa, lanzan desde un paso menos de distancia. Solo es cuestión de tiempo que acierten. Es el fin del diario.