Nunca ha abandonado al rock español, en estos años de esplendor de la música popular, la sensación de ser el hermano pequeño de la prestigiosa y todopoderosa música anglosajona. Este complejo de inferioridad ha teñido de cierto escepticismo la mirada de los críticos y del público en general. Llegados con retraso, para variar en este país, las bandas de rock empezaron a florecer en todo su esplendor a finales de los setenta, aglomerando el sentido de una época convulsa en el estado español.
Grupos como Veneno, Los Secretos, Alaska y los Dinarama, Mecano, Loquillo y los Trogloditas, y los propios Radio Futura, abanderaron una generación de músicos que superaron los complejos y forjaron la cátedra del rock y pop patrio. La interpretación de un estilo que había visto la luz a mediados de siglo, a caballo entre Estados Unidos y las islas británicas, y que había sacudido la cultura de masas hasta convertirse en uno de los productos más populares del planeta, fue toda una revelación y una declaración de intenciones para una sociedad sedienta de ídolos contemporáneos. Una clara barrera idiomática ha perjudicado la exportación de la excelente música facturada en nuestro país. Circunscritos a la fuerza y condenados a un complicado ámbito nacional, nunca se ha valorado de forma honesta y justa la música de este país. Ahora, en los tiempos de la aldea global y de las comunicaciones en su estado más radical, los referentes de los autores latinos parece romper de una vez por todas las fronteras musicales y sorprende ver el éxito de algunos artistas en el panorama mundial. El apelativo “universal” comienza desplazar al “local”, un prestigio que llega injustamente tarde para las muchas bandas y artistas que lucharon por forjar una referencia musical en la península ibérica.Uno de los problemas más acentuados en este conflicto melódico es la actitud de las radio-fórmulas. Pocas emisoras se dedican a promocionar las nuevas creaciones de este país, acaparados los diales por las famosas cadenas de revivals poco espacio queda para las nuevas propuestas.
Este cometido siempre lo ha desempeñado la cadena “Cuarenta Principales”, con un estilo y un público, en general y para lo bueno y para lo malo, que todos conocemos muy bien. También está la independiente “Radio 3”, una apuesta más arriesgada y con más carácter, pero con mucha menos repercusión que la gigantesca emisora del Grupo Prisa. Con este panorama la situación debería, tendría de, mejorar ostensiblemente, pero el estancamiento y el poco riesgo de los mass media de este país no se juegan el cuello fácilmente. Asimismo, la situación actual alimenta un circuito independiente rico y imaginativo, sin embargo resulta demasiado elitista y, esto es lo más trágico, poco aporta al criterio general y la educación artística de los ciudadanos de este país.Radio Futura se formó como grupo en 1.979 con el empujón de Herminio Molero, pintor y músico, que buscaba una formación de rock para dar salida a sus inquietudes experimentales. Junto a él se completaba la formación con los hermanos Auserón (Luis y Santiago), Enrique Sierra y Javier Pérez Grueso.
Su primer trabajo, Música Moderna (1.980), fue todo un éxito, aconteciendo un fenómeno popular en la pistas de baile con el hit “Enamorado de la música juvenil”. Después de esto, Herminio y Javier dejan la banda, el grupo añade a Solrac como miembro permanente (la discográfica le había vetado en la aparición comercial del primer LP) y con todo ello se gesta el maravilloso “La ley del desierto, la ley del mar”. Un disco con dos partes conceptualmente diferenciadas, sonidos secos en el desierto y acuosos en el mar. Temas como “Tormenta de arena”, “Hadaly” y las tremendamente conocidas “Escuela de calor” y “Semilla negra” forman parte de este disco capital en la historia de la música española. Al año siguiente editan “De un país en llamas”, otra joya que contiene “La ciudad interior”, “No tocarte” y el tema que protagoniza esta semana “la canción del viernes”: “El tonto Simón”. Una composición ácida y suburbial. La voz de Santiago Auserón se levanta a horcajadas de un ritmo que sacude con su originalidad y que arropa la letra del pobre Simón, el tonto del pueblo. Aquel personaje tan anclado en los tópicos de la España rancia y desfasada del Fino Quinta, la corrida de los domingos, la furia española y Roberto Alcázar y Pedrín. Un canción que se convertiría en todo un clásico junto a otros himnos de Radio Futura como “Annabel Lee” una adaptación de un poema de Edgar Allan Poe, “Paseo con la negra flor”, homenaje a Barcelona, y “Corazón de tiza”. Un grupo que dejó de existir en 1.990, después de actuar en las Rozas, y que escribió una de las páginas doradas de la música nacional.

























