¡Feliz viernes!
Este tema va dedicado a todos los amantes de la diversión.
Una análisis general de la actualidad y de la situación global del planeta puede hacernos caer, si no nos prevenimos, en una profunda depresión. La malas noticias llenan las primera páginas de los periódicos y los avances informativos en la TV. Lo rotativos matutinos tienen más de novela dramática que de publicaciones informativas. Sin faltar al nada desdeñable objetivo de estas actividades, y sin negar la amarga realidad que nos rodea, faltan buenas nuevas en los mass-media. Se echan en falta las noticias alternativas (si, las noticias optimistas ya han pasado a categorizarse como alternativas) y los comunicados originales que nos sorprenden y cambian el pulso de esta sociedad en ruinas. Y sin querer entrar a investigar las diversas realidades sociales (eso haría que dejara la redacción de este reconfortante artículo para perderme en la oscuridad de los laberintos etílicos), sostengo un humilde alegato a la diversión, la risa y el sentido del humor. Estas palabras mágicas, que junto al sexo, el juego, la cultura y el arte forman el refugio del desesperado, la quimioterapia del amargado, son, a día de hoy, uno de los mejores combustibles para el motor de nuestras existencias.
No siendo esta tarea nada fácil, la composición de Robbie Williams provoca la exaltación de nuestro sistema nervioso. Nos envía una invitación sin acuse de recibo para el país de las maravillas. La imaginación, la sonrisa, el riesgo, la risa y el disfrute se manifiestan en forma de canto. Hitchcok, Andreu Buenafuente, Los Hermanos Marx, Woody Allen, George Lucas, Terry Pratchett, Leo Bassi, Bill Watterson, René Goscinny, Roberto Benigni y el mismo Williams, entre otros, han apostado por ello en sus creaciones. Cada cual con su propio discurso, con sus, más o menos honestas, estratagemas para hacernos reflexionar, han intentado plantar la sacrosanta semilla del entretenimiento. Para demostrar que la diversión también puede ser transcendental y espiritual, que no es un género menor. “Paren el mundo que yo me bajo” decía el genio de Groucho, yo les digo: “Bajémonos y participemos de la orgía de la diversión. Tal vez después de ello estaremos preparados para volver a subir”. Buscando en el edén del disfrute, ni que sea de nueve a doce (siempre que nos dejen nuestras apretadas agendas), encontramos la estrecha senda del equilibrio, el antídoto para no caer en el insalvable precipicio de la desesperación.
Robbie Williams publica esta esplendorosa canción en su primer larga duración, “Life thru a lens”, de octubre de 1.997. Después de una corta, pero intensa y exitosa, trayectoria con el grupo “Take That”, decide dar rienda suelta a la energía que guardaba en su interior y que el representante del grupo británico, Nigel Martin Smith, castraba con asiduidad. En 1.995, durante el festival de Glansterbury, Williams deja ver lo que se nos vendría encima: compartiendo escenario con Oasis y para deleite de los presentes, enseña los dientes con la rabia del que se siente liberado. Lo que sigue muchos lo conocéis: éxito, dinero, drogas, sexo, coches deportivos, escándalos y mucho, pero que mucho talento. L’enfant terrible de la música pop ha procurado, con cierta insistencia, material para que los paparazzis llenen de mierda sus infectas revistas. Pero también ha escrito algunas de las mejores páginas de la música contemporánea. Aunque la insultante cifra económica, que su cuenta corriente guarda celosamente, sea una prueba de los millones de discos que ha vendido, su calidad y genio no pueden ser despreciados.
Déjenme entretenerlos con esta pieza del maestro Williams.
1 comentari:
Jo recomeno la cançó. Pero recomano encara mes la seva font d'inspiracio per aquesta: Let me entertain you; de Queen. De l'album "Jazz", de 1978. La mateixa idea, la mateixa filosofía, una altra època. Sens dubte, el fet de que Robbie Williams s'enmiralli en Freddie Mercury no es nou, i està clara la seva font d'inspiracio per aquesta cançó.
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