Muchas tonterías se han dicho sobre Brasil. De hecho, la imagen de que se exporta al mundo sobre las bondades de sus señorita, los futbolistas, los carnavales y las playas paradisiacas, no representan precisamente el alma y carácter carioca. No trataré de hacer aquí una análisis sociológico sobre el pueblo brasileño, no procede, pero si que voy a desballestar sus tópicos mediante la obra de uno de los artistas más aclamados de los últimos tiempos. Gilberto Gil representa, en parte, el alma de una generación que revolucionó la música brasileira, que innovó, se arriesgó y luchó contra la opresión de un país en manos de unos militares.
Gilberto Gil nace en Salvador (Bahia, Brasil) en 1.942. Desde muy joven despierta su interés por el mundo de la música, el ambiente que se respira en las calles de su ciudad natal contagia a su espíritu inquieto. Más tarde, durante la época universitaria, toma sus primeros contactos con la bosanova y la samba. En 1.964 formó parte del espectáculo musical de Caetano Veloso “Nós por exemplo”, la dictadura militar ya había comenzado y la represión se hacía palpable en todo el estado. Un año más tarde se muda a Sao Paulo y graba “Louvaçao”, una tema que lo lleva a ser una de las figuras más famosas de la canción protesta brasileira. Con él nace la “Tropicalia”, un movimiento cultural que revoluciona el “status quo” del arte en Brasil. Finalmente, en 1.966, graba su primer álbum de estudio, a partir de entonces un régimen celoso de su influencia lo persigue por la “peligrosidad” de sus creaciones. Acaba en prisión junto a su amigo Caetano; los tenían en celdas separadas para evitar una supuesta alianza revolucionaria. Cuando queda en libertad se exilia en el Reino Unido donde conoce y se enamora de la música anglosaxona. A su vuelta compone una de sus obras maestras: el larga duración “Expresso 2222”. Disco que recoge la canción que recomendamos hoy.
La bossanova se recuerda como la canción de la burguesía brasileña, la samba como la música del pueblo, pero el inquietante pulso musical que se vive en el país transciendo todos los marcos y límites que podamos tener acerca de sus músicas. Caetano Veloso, Milton Nacimiento, Astrud Gilberto y el propio Gil son las raíces de una música que está en constante movimiento y crecimiento. Espero que este tema del valiente Gilberto caliente el espíritu de los deseosos de descubrimientos en estos días fríos y gélidos.
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