Entrada
21.
Al ir al hotel donde pretendíamos dormir, hemos preguntado si
tenían habitaciones y cuanto costaban. Entonces ha entrado otra pareja.
La chica, sin ver la habitación ni reparar en gastos, ha clamado: “Nos
la quedamos”. Indignado por tal comportamiento, la he golpeado
salvajemente con la fuerza de mi odio. Su pareja se ha interpuesto y he
visto que delante de mi tenía a un combatiente a mi altura. Ha comenzado
un duelo de titanes a golpes de odio puro, fúria irresistible y algún
que otro collejón supremo. Como suele ocurrir en esto casos, el hotel
por el que nos peleábamos, el vecindario y varios quilómetros a la
redonda han quedado devastados, víctimas involuntarias de semejante
choque. Una pena, porque por lo visto quedaban habitaciones libres para
todos...
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