¡Hola a todos y feliz viernes!
Propuesta, novedad, acción, crítica, digestión y asimilación. Toda la vanguardia musical se ha fundamentado en estos seis pasos. Más allá de prejuicios e inmovilismos, la imaginación no siempre es una de los valores más respetados por el gran público. Elaborar desde la creatividad más radical es un ejercicio violento e, demasiadas veces, incomprendido, cuando más, incómodo. Por eso esta semana topamos con el Big Beat de los Chemical Brothers. Las creaciones de este dúo británico han aunado crítica y público para sorpresa de muchos. Pero de todo hay en los debates melómanos de los foros internacionales, los movimientos electrónicos de principios de los noventa han fragmentado de forma polémica el mundo de la música; famosas son las denuncias para con el festival Sónar de Barcelona. Sin ánimo de entrar al trapo en debates estériles sobre qué podemos considerar música o qué no, hay que reconocer la frescura y la revolución que han aportado a las composiciones estas tendencias, muy a menudo, desterradas por el oyente de a píe. Seguramente estudiando el fenómeno Chemical Brothers podremos interpretar las incógnitas del éxito relativo de este género musical.
Esta semana, abrimos esta sección con “Block rockin’ beats” un tema espectacular que sirvió de inicio para el magistral álbum “Dig your own hole”. Pieza de culto entre los seguidores de la banda electrónica, supuso una vuelta de tuerca más arriesgada en la aventura iniciada con “Exit planet dust”. Una canción martilleada de ritmos frenéticos y inquietantes loops de guitarras sintetizadas superpuestos en una amalgama de densos contrastes hipnóticos y a la vez perturbadores. Tejida de forma soberbia y genial, “Block rockin’ beats” irrumpió con fuerza en la primavera de 1.997 como un viaje futurista a tierras no exploradas en exceso. La crítica alababa su trabajo, el público iniciado los idolatraba, ésta poco usual paradoja sirvió de telón de fondo para un álbum que ha pasado a la historia como uno de los mejores trabajos de la década. Con la colaboración de Noel Gallagher en “Setting Sun” y la admirada “Electrobank”, Chemical Brothers redondeaba su atrevimiento convirtiéndolo en todo un clásico. Para los que sienten curiosidad, este disco es un buen inicio para abrir la caja de pandora de los bits y la“frialdad” de la programación musical. Y para los que están llenos de prejuicios, puede que no sea lo más aconsejable: no es un álbum fácil y asequible, de todas formas merece la pena el intento.
Tom Rowlands y Ed Simons son Chemical Brothers. Se conocieron a finales de los ochenta en la facultad de historia en Manchester. Una pasión compartida por las raves y el sonido que se dejaba escuchar en los clubs británicos, los alienta a dejarse llevar y comenzar una exitosa carrera como DJs en diversas discotecas londinenses. Su buen hacer y talento los lleva ha elaborar distintos remixes para artistas de renombre como Manic Street Preachers y Primal Scream. Cuando el renombre y el trabajo no cesan de picar a sus puertas, lejos de aburguesarse en este mundillo de pasta fácil, superan su talento interpretativo para atreverse con sus propias composiciones, el sello discográfico Junior Boy’s own les da su primera oportunidad y así nace “Exit planet dust” una ópera prima formidable y el punto de inicio para el influyente Big Beat. Pegan fuerte en Europa, tan fuerte que sus cuentas corrientes se ven infladas a, la nada desdeñable, razón de un millón de copias vendidas en las tiendas de discos del viejo continente. A partir de ahí ya no hay quién los pare, siguen con el ya comentado “Dig your own hole”, influyen de forma radical en el discurso vanguardista musical y son respetados por todo el panorama musical. Su paso por los festivales de todo el mundo es un éxito sonado y merecido; su directo es pura dinamita, desmienten las falsedades sobre la electrónica y las actuaciones en vivo y convierten en catarsis creativas cada sesión. Después, en 1.999, llega “Surrender”, descargando la artillería pesada con “Hey boys hey girls”, y más tarde el comprometido “Push the buttom”, donde, influenciados por el clima de protesta a la guerra de Irak, impactan con la mestiza “Galvanize”. Junto a Orbital, The Prodigy, Daft Punk y otros, forman parte de una generación underground que abanderó un movimiento que, si bien les cuesta cada vez más sorprender a la audiencia, marcó un punto y aparte en la música del siglo pasado.
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