¡Hola a todos y feliz viernes!
Si la semana pasada hablábamos de los inicios del Rock’n’Roll, puro, esencial y emblemático, hoy nos dedicamos a una de las variantes que desencadenó todo un movimiento musical a finales de los ochenta y principios de los noventa. Mientras algunos osados proclamaban la muerte del rock, otros sacaban adelante la enésima metamorfosis de un estilo destinado a reinventarse y sucumbir entre los diferentes movimientos que atestan las estanterías de las tiendas de discos. Este cambio del que hablamos, que se denominó “grunge”, sirvió como banda sonora de la generación X y fue una de las reformulaciones más interesantes en ese periodo tan bañado en mediocres mutaciones de la música disco.
Ríos de tinta se han escrito sobre este concepto. Que si Nirvana para aquí (toda la parafernalia sobre el suicidio de Cobain, un mediatismo exasperado y lamentable, es basura y poco favor le ha hecho al grupo, a parte, claro está, de quintuplicar las ventas de sus discos) , que si Pearl Jam para allá, Alice in chains, Soundgarden... hay donde escoger. Pero desde esta sección escogemos el germen de dicha generación: Los Pixies. Esta influyente banda de Boston, sorprendió a todo el mundo con “Come on Pilgrim” en 1.987. Llenos de ideas innovadoras, unas guitarras distorsionadas, unas letras depresivas; surrealistas y geniales, llegaron a ser un grupo de culto. Luego editaron los magníficos “Surfer Rosa”, “Doolittle” y “Bossanova”
Black Francis y Kim Deal, lideraron junto a Joey Santiago y David Lovering, una apuesta de la que ellos no llegaron a vivir los días de vino y rosas: se separaron en 1.993 por las continuas disputas de ego entre Black y Kim, hasta que el primero comunicó vía fax al resto de la banda que habían pasado a mejor vida. Para la historia quedan canciones como “Levitate me”, “Here comes your man”, “Debaser”, “Gigantic”, “Bone Machine” y la canción de hoy “Where is my mind” (composición que algunos conoceréis por que fue incluida en la banda sonora original del film de David Fincher, “El Club de la Lucha”). Sus discos han sido la cabecera y los destinos de peregrinación del indie y de las decenas de revistas de tendencias que arropan el arrogante movimiento. Despreciados por las grandes canales de difusión masiva (MTV, radiofórmulas, etc...), su merecido reconocimiento llegó en los noventa donde dejaron de ser un grupo para fanáticos melómanos para pasar a ser una de las muchos bandas con millones de fans en todo el mundo. Tanta llegó a ser la devoción, que la banda se reagrupó en el 2.004 para hacer una gira y sacar un, siempre oxigenante y lucrativo, álbum recopilatorio.
Con Pixies se estiliza y se introduce de forma magistral el “noise” en las canciones de rock. Se alimenta esa máxima de la música con duende, con esencia, arriesgada y imaginativa en contra del virtuosismo. Es la religión de los ambientes alternativos, la piedra de toque de la música indie. Un corazón que, pese a la pantomima que hay montada alrededor suyo, sigue bombeado tantas propuestas nuevas y interesantes, al margen de la dictadura de la industria, al margen de convencionalismos.
4 comentaris:
Sense ànims de criticar els Pixies, jo personalment pensava que després de tota la moguda de l'últim loft, la cançó d'aquest divendres seria "Pa mi mulata, pa mi morena...".
Ahí queda mi propuesta.
(I si no encaixa amb la "cançó del viernes", per què no fer una "cançó del miércoles"? I recuperar hits com ara aquesta, el "pluma-pluma-gay", la "booooomba", la "mayonesa", el "saturday night" (també conegut com ta-ra-ra-rá) o inclús el "ritmo uetta"? Cançons que han marcat les nostres festes...)
Què hi dius, Santi?
I love el ritmo-uetta, és un clàssic.
Where is my mind és un himne, però la millor sempre serà Debaser, pesca.
Sobre peticions casposes, no em pronuncio.
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