¡Feliz viernes!
Con anterioridad ya hemos hablado de la importancia del álbum en la música contemporánea. En los cincuenta y sesenta, el LP era una excusa para reunir los singles, que eran lo realmente importante en aquellos días, y sacar algo más de dinero con sus ventas. Los grupos y solistas lanzaban sus sencillos, un formato más ligero y menos comprometido, para acercar su música al público y las radios. Los “siete pulgadas” eran muy amigos de las emisoras musicales, el formato funcionaba a la perfección económicamente y el matrimonio entre las ondas y el público se entendía a las mil maravillas. Pero algo pasó a mitad de los sesenta. Grupos como The Beatles con su “Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band”, The Beach Boys con “Pet sounds” o Jimi Hendrix con “Are you experienced?” (Por nombrar los más conocidos) transformaron el formato LP en algo más elaborado y le añadireron una misión conceptual. El disco ganaba entidad y maduraba en el discurso musical. Conseguir una línea coherente, un grupo de canciones fuertes y que respondieran a un bien mayor, en calidad de concepto de obra general, tenía más valor y multiplicaba las oportunidades creativas. Desde entonces grandes álbumes se han grabado, dando prestigio a sus autores y al movimiento musical del siglo XX. Discos como al que pertenece la canción de hoy merecen ser llamados “imprescindibles”; toda discoteca que se precie a ser llamada así, debería tenerlo en sus estanterías.
Con “Tapestry”, Carole King (Brooklyn, Nueva York, 9 de febrero de 1942) subió el escalón definitivo para convertirse en una compositora legendaria. Después de una prolífica época como compositora de éxitos de pop, rock y soul (“The Locomotion”, “Will you love me tomorrow”...) para otros artistas de renombre (Little Eva, Aretha Franklin, The Monkees, etc...) y de diversas aventuras musicales, como Brill Building o The City, inició, en el año 1.970, su andadura en solitario como cantautora con el notable “Writer”. Pero sería al siguiente año, con “Tapestry”, cuando Carole conquistaría a público y crítica. Un conjunto de excelentes canciones, como “I feel the earth move”, “It’s too late”, “So far away”, “(You make me feel like) A Natural Woman” (tema dedicado a Aretha Franklin) y la propia “You’ve got a friend”, cautivaron la sensibilidad musical de miles de personas. Ese mismo año, en el 1.971, publicaría, el no menos interesante, “Music” y puso la guinda definitiva a un año perfecto. Pero ya antes King disfrutaba de cierto renombre, gracias a sus trabajos de composición, entre cantantes y músicos americanos, de hecho Neil Sedaka le dedicó la canción, “Oh Carol” en 1.959.
“You’ve got a friend” es una tema que no necesita muchas presentaciones. Previamente, Carole lo había escrito para James Taylor y ya para éste había sido un éxito rotundo. La cantante americana lo repescó y lo reinterpretó con aquella magnífica y sedosa voz que poseía a principios de los setenta. Un tema, que además de copar la mayoría de recopilatorios de canciones pastelosas que se regalan para San Valentín, fue un hermoso y sentido homenaje a la amistad.
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