¡Feliz viernes!
Esta vez dejamos paso a la modernidad. Si es que aún se le puede llamar así. Ludovic Navarre, Ludo para los amigos, iba para windsurfista, pero una lesión grave lo alejó de las olas para llevarlo hasta los vinilos y la música electrónica. Nunca una lesión fue tan propiciadora. Ya entre bytes, ratones y chips, este francés se metió de lleno en la música house y las pistas de baile. Como un torbellino que para y reflexiona, bajó las revoluciones de sus composiciones y se unió al clan de los “con la calma”. Su música se tornó tranquila, introspectiva y melancólica. Pasadas diversas experiencias electrónicas (Deep Side, Soofle, Modus Vivendi, LN's, Nuages, D.S) encontró la piedra de toque del proyecto que lo encumbraría en el reino de los sintetizadores: Saint Germain.
Mezclando el jazz con el house, este director de orquesta, llevó nuestros oídos al límite de la imaginación. Sonidos jamás escuchados sacudieron los altavoces en la navidad de 1.996. Mientras unos se empeñaban en decir que el rock había muerto y otros, ignorantes musicales, alegaban que no se hacía nada nuevo desde los setenta, Massive Attack, The Chemical Brothers, Portishead y los propios Saint Germain, abanderaban los vientos del cambio. Ya no eran las guitarras las que desprendían modernidad: eran la amalgama de sonidos y estilos que se fusionaban en los clubes de música electrónica. Superando la mediocridad de los éxitos que las radio-fórmulas nos torpedeaban a diestro y siniestro, estos músicos buscaban la innovación, la originalidad, la evolución.
Hoy recuperamos un magnífico tema de su segundo trabajo. “So flute” fue el primer single de “Tourist”, un álbum que arrasó en el cambio de milenio. Saciando a los modernos y alucinando a los no iniciados, este tema se mete en nuestras cabezas hasta hacerlas enloquecer. Más que nunca, la música electrónica daba pasos hacía la popularidad. Escribiendo de esta manera el principio de su fin, ya se sabe que, para algunos, todo lo que se ya no es ajeno para la mayoría carece de interés y se convierte (¡¡oh, sorpresa!!) en mediocre. Dejando de banda planteamientos elitistas, la música de St. Germain enaltece el alma y nos lleva de viaje a lo parcialmente desconocido. Para hacernos descubrir todo lo que una coctelera de riesgo y imaginación ha compuesto para nosotros.
4 comentaris:
Per un cop que conec la música, i tinc el disc; coincideixo amb la opinió de que es molt bo.
Com que ni tinc el disco ni pel nom em sona la cançó, mejor me callo.
Això, sí, m'han regalat un hàmster!
Jo ni tinc el disc, ni m'han regalat un hàmster, però s'haurà d'escoltar...
Per cert, quina música li agrada a la bibliotecària?
A la bibliotecària no se encara quina musica li agrada. No la he rebuda!! M'hauré de cabrejar!!
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