Entrada 38.
Me da la impresión que alguien nos sigue. Si, no es una
manía persecutoria. Mientras andamos por el camino, me giro con
cierta frecuencia y siempre encuentro allí a alguien que se
aproxima. Intentan disimular. Lo se. Tratan de parecer peregrinos,
pero creo saber quienes son. Me parece que siguen tratando de
atraparme después de aquél asunto de los misiles nucleares que
vendí a una pirotecnia cuyos propietarios tenían cierto acento
caucasiano.
He hablado con ella del asunto. Juntos, hemos preparado una trampa
para osos, de esas con estacas en el fondo. Nos hemos emboscado y
hemos esperado a los espías. Por fin, han caido. Hemos salido del
escondrijo y hemos acabado de rematarles con un yunque que hemos
encontrado por ahí.
Pensaba que serían del MOSSAD, del KGB o de la CIA, pero no ha
habido manera de encontrar sus identificaciones. Tal vez las hayan
cambiado y ya no sepa reconocerlas. En fin: hemos tapado la trampa lo
mejor que hemos podido y, ya con más tranquilidad, hemos continuado
el camino. Al poco me he girado. ¡Maldición! ¡Dos tipos más nos
seguían!
La mañana ha sido
muy larga.
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