Entrada
17.
Ha encontrado otro momento para amenazarme, poniendo así fin a 3
años de harmonia quasi-conyugal que yo ya sospechaba ficticia. Temo por
mi vida. Debo contraatacar.
Entrada 18.
Segundo ataque. Ésta vez me ha pillado desprevenido. Me ha comenzado a voltear la cabeza mientras me sujetaba el resto del cuerpo, hasta que me la ha destornillado. Fin del diario. Pero me vengaré. De hecho, me he vengado preventivamente antes de los hechos, mientras comíamos. Le he pisado con saña los deditos de sus pies. Ella llevaba sus sandalias y yo, calzado de caminante. Ji, ji, ja, ja. Qué disfrute.
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