Entrada
19.
El camino de Santiago, aparte de una larga vía de tránsito
pedestre, es una vía espiritual. Uno se siente diferente. Tiene tiempo
para pensar, y eso ayuda a recuperar la harmonía con la naturaleza, con
las personas y con la vida misma. A mí me hacía muchísima falta.
Haciendo el camino he conseguido despertar de nuevo sentimientos que
creía perdidos para siempre. Sentimientos de esperanza, paz, comprensión
y amor por las personas que me rodean.