Entrada 54.
Algo está ocurriendo que no había previsto.
Ella ya no me desprecia como antes. No se levanta de repente de allí donde esté y comienza a patearme la cabeza sin razón aparente. Ha dejado de soltarme sopapos revientacráneos. Ya no me lanza por los ojos rayos de desprecio capaces de quemar el alma o incluso cortar vigas metálicas. Casí podría asegurar que me acepta. Es más: ¡puede que haya comenzado a gustarle estar a mi lado!
¿¿Que está pasando?? Estoy preparado para cualquier adversidad, ¿pero ésto? No estoy acostumbrado y me estoy estresando. ¡Quiero que vuelva la normalidad!
He visto como mira al resto de los peregrinos. Diría que les profesa el mismo odio y la misma inquina que antes solo guardaba para mí. ¿Qué estoy haciendo bien, mujer? ¿Porque me premias de esta manera? ¿Se ha acabado lo nuestro, acaso? ¿Es que ya no me odias?
¿Qué debo hacer? ¡Dios mío, dímelo! ¿Qué debo hacer?